El sol veraniego se sintió como una cálida bufanda en invierno —reconfortante—, pero mientras pedaleaba, la brisa era tan acogedora como el aire de la mañana. Contemplé la espectacular arquitectura colonial de Valladolid, una de las ciudades más antiguas de México. Una buena parte de la historia yace en las llanuras de Yucatán. Hay muchas formas de explorar Valladolid, todas buenísimas, pero es difícil ganarle a hacerlo en bicicleta, entre comida de ensueño. En el CAFÉ Hostal Valladolid, Roxy, mi guía y anfitriona del día, ofrece este tour (al igual que uno con comidas o una clase de cocina); deja que te cuente al respecto.
Clase de comida
La satisfacción de los rayos de sol sólo fue igualada por la calidez en mi panza tras un delicioso desayuno preparado por la tía Elvia. Esta encantadora abuela maya nos enseñó a cocinar platillos tradicionales a base de chaya, una planta rica en vitaminas consumida durante milenios en toda la península. Hacer tortillas a mano es tan divertido como suena: golpeas con ambas manos la masa para aplanarla al tamaño deseado. El hostal de Roxy, CAFÉ Hostal Valladolid, da a un exuberante jardín con exóticas aves que lo visitan por las mañanas. Los colibríes vuelan entre los azules, verdes y morados mientras bailan entre flores de un rojo brillante. Estaba todo tan sereno como se puede estar al tomar una clase de cocina.
Tour en bici
Empezamos a las 9 am, pero hasta una hora más tarde estuvimos listos para nuestra ruta en bicicleta. El tráfico es ligero y las calles, anchas, dando lugar a una rodada placentera incluso en el mero centro de Valladolid. Una mujer policía nos saludó amablemente con una sonrisa, mientras detenía a los autos con una mano alzada. Roxy señaló las gloriosas torres blancas de la iglesia de San Servacio; explicó que la construcción de la iglesia se hizo con las piedras de un templo que había ahí. Este fue el lugar donde los Cupules lucharon contra los primeros conquistadores. Zací (pronunciado sakí), o el halcón blanco, era el nombre de la ciudad prehispánica sobre cuyas ruinas se fundó Valladolid.
Al hijo de Roxy, Oliver, le gusta sumarse a las rodadas; durante nuestro trayecto, se desvió hacia un camino de tierra para ver las antiguas vías del tren. Esta ciudad colonial fue en su día un bullicioso centro comercial con un sistema ferroviario que la conectaba con el resto de la península. Hoy, hay un par de tesoros ocultos entre los spots principales que solo los locales te pueden mostrar. Éste es uno de ellos: un complejo abandonado con vías de tren oxidadas y señales metálicas aún visibles.
Cenote Xla’kaj
Salimos del centro de la ciudad para dirigirnos a una de las rutas en bicicleta más maravillosas de Valladolid. Suaves bajadas cubiertas por árboles que daban sombra durante nuestro camino rumbo al cenote Xla’kaj. A este punto, la emoción del paseo matutino estaba a su máximo esplendor. La maravilla del mundo estaba a mi alrededor, pero lo mejor aún estaba por llegar. Terminamos en la entrada al inframundo maya, que todavía es un lugar ceremonial para muchos.
Me acerqué al borde de lo que parece un acantilado y me asomé para ver qué había ahí abajo. Entre las ramas pude ver agua cristalina reflejando una imagen tan clara que me estaba mirando a mí mismo. Quedé impresionado, pero antes de ser absorbido por el abismo, el deseo de refrescarme en esta belleza de la naturaleza fue demasiado fuerte. Estaba listo para brincar desde lo alto para zambullirme en el gran azul profundo, acompañado de Oliver, quien siempre está dispuesto a mostrarle a los visitantes cómo se hace.
Cochinita Pibil
Mi paso era un poco más lento en el camino de regreso; sin embargo, pensar en la cochinita horneada a fuego lento que nos esperaba de regreso fue suficiente para hacerme pedalear más rápido. La cochinita pibil (que puede prepararse con pollo en vez de puerco, para hacerse pollo pibil) consiste en cavar un hoyo, encender un pequeño horno en su interior con leña y piedras y poner a cocinar la carne marinada a fuego lento, cubierta de más tierra. Estaba muy emocionado de probar este platillo tradicional maya que se ha convertido en una celebridad mundial. El aroma del asado mezclado con naranja agria me llegó a la nariz y mi boca se hizo agua, mientras Tía Elvia preparaba el cerdo desmenuzado envuelto en hojas de plátano. Devoré la comida sin vergüenza alguna y terminé con una sonrisa de oreja a oreja.
Explorando Valladolid
Después de un rico y terroso café procedente de las montañas de Chiapas, tomé un corto paseo desde el hostal en dirección al centro de Valladolid. Aún no ha sufrido los estragos de un turismo poco sustentable, y la gente es extremadamente amable. Valladolid vibra con color. Sus fachadas coloniales están pintadas en una variedad de tonos, algunos vibrantes y otros pasteles, que la llenan de un encanto extraordinario. Este pueblo mágico resplandece en el sol del mediodía. En el centro me topé con una gran oferta de helados cuando quise satisfacer mi necesidad de dulce. Fue un final perfecto para un día enriquecedor.
Tour en bicicleta en el CAFÉ Hostal Valladolid
Calle 37 #201-A x 42 and 44, Valladolid, Yucatán
Tel. 985 101 1800
Tour en bicicleta + clase de cocina (con comida): 9 am – 3 pm
$800 pesos por persona, incluye desayuno y comida, tour en bici, cenote y clase de cocina
Solo tour de bicicleta: $450 pesos por persona
9 am – 12 pm